domingo, 14 de febrero de 2010

Romanticismo de NADA


Anoche estuvo en la opera. A eventos como éste siempre le gusta ir acompañado por una señora de su clase. Como el tiempo esta tan revuelto quería que ella le llevara, para evitar que se mojaran sus caballos, pero ella se negó obligándole a recogerla en su carruaje. Según me ha dicho el cochero, después de dejarla en su palacete se fue para un tablao flamenco. Llegó a casa despuntado el alba y aunque estaba borracho se puso a rebuscar en el baúl donde guarda los objetos y los libros que se salvaron del incendio. Los sacaba pausadamente: primero el antiguo plumier y el tintero. Después los libros, que huelen a humedad quemada y muestran sus lomos y sus bordes chamuscados y manchados. Tomó el de tapas verdes, el de la antología poética que le editaron y, eructando el sabor agrio del amontillado, hizo un esfuerzo y se puso a escribir:

Hace años, en la plenitud de mis éxitos y viajando hacía no recuerdo donde, se me ocurrió escribir algo sin saber por qué. Al llegar a mi destino una de mis amigas brujas, (las mujeres que no lo son no me atraen) me preguntó al encontrar aquel papel entre el desorden de su alcoba ¿Para quién has escrito esto? Para nadie. –respondí sin darle importancia– Es una tontería, ya sabes que no me gusta escribir, y menos cosas como esa. Ella cogió el papel haciendo el intento de guardárselo en el canal de sus pechos pero se arrepintió. Toma, consérvalo. –me dijo– Esto lo has escrito para el futuro. Cuando pasen los años conocerás a alguien y entonces le encontrarás sentido a esos versos. Relégalo al olvido y sigue con tus viajes. Y así lo hice en la seguridad que había algo mágico en su advertencia. Hoy, ante la certeza de haber conocido a esa persona, me he puesto a rebuscar en el baúl de las cosas olvidadas hasta encontrar aquel poema. La magia, la paciencia y tener amigas brujas dan siempre buenos frutos y es por eso que puedo enviarle a su merced los versos finales:

No has nacido tú para ser agua mansa
que alegre los estanques en las tardes
tranquilas,
Tu destino es alentar fuegos, encender hogueras
y quemarte irremisiblemente en una de ellas.

Ha transcurrido mucho tiempo desde que, de forma involuntaria, escribí estos versos sin saber para quien eran. Fue durante la visita a la exposición en la que su mirada se cruzó con la mía y usted me comentó muy gentilmente algunos aspectos reveladores sobre el impresionismo, cuando descubrí que me encontraba ante la destinataria. Luego vino lo de la velada literaria. Le confieso que fue un encuentro forzado por mi parte, ya que le pedí a mi cochero que siguiera su rastro, pero, al mismo tiempo, muy esperanzador al saber que su marido viaja por Las Indias.

Los breves y discretos encuentros en el salón de té, en los que se interpone entre nosotros la oronda humanidad de su amiga, me dan la oportunidad de cambiar unas frases con usted, y dejar caer alguna que otra galantería inocente. En la última reunión se nos hizo un poco tarde. Es invierno y anochece pronto, así que al salir del salón y acompañarla hasta su carruaje vi, por primera vez, sus ojos iluminados por la luz de la luna. A partir de entonces no me importa si en verdad es usted la mujer de mis versos o si es una simple casualidad, aunque como usted suele decir “la casualidad no existe”. Pero me da igual y, aún sin ser un escritor romántico, me he decidido a escribirle esta carta ya que no me parece digno ni sincero encargar a otro la redacción de una declaración de amor. Así que espero sepa disculpar estas torpes líneas.

Quiere que la carta llegue antes de que aclare el día y le ha pedido al cochero que entregue la carta después de que avive el fuego de la chimenea.
Dile a la señora que espero respuesta. Y también dile a Nada que me prepare una menta poleo.
¿A quien señor? replica éste extrañado. Antes de clavar la cabeza sobre el escritorio y quedarse dormido, le ordena: Olvídalo, y parte ya.

La luz de la mañana inunda el salón cuando el sirviente llega de vuelta.
Ella dice no saber nada del impresionismo, ni de tertulias literarias; y que nunca toma te. Y es verdad, señor, todas las tardes que he ido a entregarle sus recados siempre ha estado comiendo un bocadillo de jamón serrano y un café. Está molesta porque teme que su marido se entere de estos desvaríos; y es que, al parecer, él es hombre muy primitivo que no entiende de juegos galantes y zarandajas como las que usted se trae entre manos, señor. Bien sabe Díos que siento tener que decirle esto pero... es que también tiene un amante que es Registrador de la Propiedad...Ajena.

NADA

6 comentarios:

  1. Me ha gustado la redacción del relato.
    Para no ser NADA la trama está bien planteada.
    Lástima que acabe en NADA.
    ¿El poeta era pariente de algún personaje de tu blog?
    Nada más.

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  2. Estupendo relato.

    Me gustó,

    ...zarandajas de
    otro tiempo.

    Besiños

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  3. PARA JOSE IGNACIO
    Gracias por tus comentarios. Son certeros.
    Verás, José Ignacio. En mi blog no hay personajes de ficción:Todos somos seres reales; lo que pasa es que yo los disfrazo con ropajes y costumbres caducas.
    NADA soy yo, quien escribe y administra el blog(ver mi perfil). El poeta es él, mi inseparable compañero, y su amada una espinita que se le ha enconado en el dedo gordo del pie pero que, con mi ayuda, ya va sanando. Las situaciones y los hechos tampoco son ficción. Soy la cronista de algo que realmente está sucediendo. No es lastima que acabe en NADA, es sano y es bueno que así sea; por más que le pese al tonto del batín de raso, al poeta. Como casí siempre la realidad supera a la ficción.
    Un abrazo desde el Mediterráneo.

    NADA

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  4. PARA MARISA
    Gracias. Te pareció estupendo porque eres extremadamente sensible y lo has vivenciado. "Zarandajas" me parece una palabra preciosa que tenía que rescatar y que va muy bien para la época que intento retratar. El final ya ves, NADA de NADA.
    Besos desde el "otro mar".

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  5. Gracias por tu detalle.
    No supe explicarme bien.
    Al decir que acaba en NADA me refería a tu firma. Era una especie de broma.
    Si el poeta era pariente me estaba refiriendo a si el personaje de la historia es una repetición de otro cuya historia publicaste con un tema similar.

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  6. NADA, ahora que te leo digo que es un estupendo relato, sentido del humor, descripción de atmósfera y el hombre del batín, algo cursi a su manera, que me evoca un romántico trasnochado, y la mujer zampándose un bocata, la realidad o la NADA. Perfume del diecinueve, expo, impresionista, salón de te, carruaje, aroma como a película del Scorsese "La edad de la inocencia" con la dama oronda presente en las citas. Ha valido la pena leerne, esto está sucediendo, es real que te estoy leyendo, gracias de nada, gusto el mío. Bsos muchos y cariñosos.

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