Los que brillan con luz propia son escasos y no suelen destacar en NADA. Almas independientes y rebeldes difíciles de encorsetar: Genios del saber vivir y del saber como no sufrir, o como sufrir lo menos posible. Ególatras en potencia, egocéntricos camuflados. Hipócritas redomados. Casi siempre encantadores. Después de ellos no hay mucho más que escoger, aunque sea lo que mas abunda. Es decir: el “dignísimo término medio”
La comunidad científica ha cometido el error de querer encontrar la genialidad en las alforjas de la erudición universitaria. Enarbolando la bandera del saber y del positivismo, ignora y desprecia la ciencia infusa, la intuición y el talento, que es innato. Lo miden todo y tratan de aplicar el método científico a todo. Miden la inteligencia del ser humano y además, se lo creen.
Los grandes pensadores, los que marcan el rumbo de la humanidad, no poseen títulos de nada; si acaso: honoríficos. Desde el principio de la historia existe el corporativismo: Las castas, los gremios, y el deseo de la púrpura y la beca. Pero los genios obtienen reconocimiento por su escasos conocimientos y por su mucha sabiduría. No les hace falta NADA más.
La comunidad científica ha cometido el error de querer encontrar la genialidad en las alforjas de la erudición universitaria. Enarbolando la bandera del saber y del positivismo, ignora y desprecia la ciencia infusa, la intuición y el talento, que es innato. Lo miden todo y tratan de aplicar el método científico a todo. Miden la inteligencia del ser humano y además, se lo creen.
Los grandes pensadores, los que marcan el rumbo de la humanidad, no poseen títulos de nada; si acaso: honoríficos. Desde el principio de la historia existe el corporativismo: Las castas, los gremios, y el deseo de la púrpura y la beca. Pero los genios obtienen reconocimiento por su escasos conocimientos y por su mucha sabiduría. No les hace falta NADA más.
NADA